La muerte de Jesús en la cruz no es un acontecimiento aislado y separado de su vida. Es el gesto que resume y en donde culmina toda su vida. Es “terminar de morir”. Jesús ha ido muriendo para el Padre y por los hombres día tras día, “desviviéndose” por hacer la voluntad de su Padre y por liberar a sus hermanos. Por eso, desde el seguimiento al crucificado vamos los cristianos dando sentido al sufrimiento de cada día y a la muerte.
lunes, 16 de mayo de 2011
La Resurrección vence a la muerte
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Pascua Cristiana Vs Judía
Los judíos han celebrado la pascua como un memorial por generaciones, porque en esa “noche de las noches” el pueblo de Dios fue rescatado de la esclavitud. Como buen judío, Jesús celebraba todos los años la pascua en conmemoración de la salvación de su pueblo.
Los cristianos reconocemos la última vez que Jesús celebro la pascua como la Ultima Cena , en la cual reunió a sus apóstoles, se despidió de ellos e instituyó una nueva alianza. En lugar del cordero, el mismo se ofreció como victima; bendijo el pan y el vino, los trasformo en su cuerpo y sangre, y los dio a comer a sus discípulos. Después les mando hacer lo mismo en “memoria” suya.
PASCUA CRISTIANA: Paso de la muerte a la resurrección
PASCUA JUDíA: Paso de la esclavitud a la liberación
Se conoce como Triduo Pascual a los tres días en que los católicos celebran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Comprende el tiempo desde la tarde del Jueves Santo, hasta la tarde del Domingo de Pascua. Es el corazón del año litúrgico.
* Jueves Santo: Última cena
* Viernes: Muerte
* Domingo de Pascua: Resurrección de Jesús
¿Qúe pasó en la Última Cena?
En esa ocasión estaba Jesús sólo con los doce Apóstoles (Mt 26,20; Mc 14,17 y 20; Lc 22,14). No le acompañaban ni María, su madre, ni las santas mujeres. Según el relato de San Juan, al comienzo, en un gesto cargado de significado, Jesús lava los pies a sus discípulos dando así ejemplo humilde de servicio (Jn 13,1-20). A continuación tiene lugar uno de los episodios más dramáticos de esa reunión: Jesús anuncia que uno de ellos lo va a traicionar, y ellos se quedan mirando unos a otros con estupor ante lo que Jesús está diciendo y Jesús de un modo delicado señala a Judas (Mt 26,20-25; Mc 14,17-21;Lc 22,21-23 y Jn 13,21-22).
En la propia celebración de la cena, el hecho más sorprendente fue la institución de la Eucaristía. De lo sucedido en ese momento se conservan cuatro relatos ―los tres de los sinópticos (Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,14-20) y el de Juan. Se trata en todos los casos de narraciones de apenas unos pocos versículos, en las que se recuerdan los gestos y las palabras de Jesús que dieron lugar al Sacramento y que constituyen el núcleo del nuevo rito:
«Y tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: —Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros. Haced esto en memoria mía» (Lc 22, 19 y par.).
«Y tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: —Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros. Haced esto en memoria mía» (Lc 22, 19 y par.).
Son palabras que expresan la radical novedad de lo que estaba sucediendo en esa cena de Jesús con sus Apóstoles con respecto a las cenas ordinarias. Jesús en su Última Cena no entregó pan a los que con él estaban en torno a la mesa, sino una realidad distinta bajo las apariencias de pan: «Esto es mi cuerpo». Y trasmitió a los Apóstoles que estaban allí el poder necesario para hacer lo que Él hizo en aquella ocasión: «Haced esto en memoria mía».
Al final de la cena también sucede algo de singular relevancia: «Del mismo modo el cáliz después de haber cenado, diciendo: —Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros» (Lc 22, 20 y par.).
Los Apóstoles comprendieron que si antes habían asistido a la entrega de su cuerpo bajo las apariencias del pan, ahora les daba a beber su sangre en un cáliz. De este modo, la tradición cristiana percibió en este recuerdo de la entrega por separado de su cuerpo y su sangre un signo eficaz del sacrificio que pocas horas después habría de consumarse en la cruz.
Además, durante todo ese tiempo, Jesús iba hablando con afecto dejando en el corazón de los Apóstoles sus últimas palabras. En el evangelio de San Juan se conserva la memoria de esa larga yentrañable sobremesa. En esos momentos se sitúa el mandamiento nuevo, cuyo cumplimiento será la señal distintiva del cristiano: «Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, amaos también unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros» (Jn 13,34-35).
Tenemos en los Evangelios cuatro relaciones separadas de la Pasión, las cuales se complementan unas con otras, por lo sólo a través de un cuidadoso examen y comparación de todos ellos podemos llegar a tener un conocimiento claro y completo de toda la historia. Los tres primeros Evangelios son muy similares entre sí en su plan general, y de hecho son tan parecidos que se cree que están relacionados por algún tipo de conexión literaria; pero el cuarto Evangelio (de Juan), aunque el escritor evidentemente estaba familiarizado al menos con el tono general de la historia contada por los otros tres, nos ofrece un relato independiente.
La diferencia principal entre los tres evangelios sinópticos y el de Juan, es que este último narra el lavatorio de los pies:
Huerto de los olivos
Evangelio de San Juan (18,1-6)
"Salió Jesús con sus discípulos al huerto de los Olivos a orar. Judas, el traidor, conocía el lugar, porque muchas veces se había reunido Jesús allí con sus discípulos. Así pues, Judas tomó un destacamento de soldados y algunos empleados de los sumos sacerdotes y los fariseos, y se dirigió allí con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que le iba a pasar, se adelantó y les dice: - ¿A quién buscáis? Le respondieron: - A Jesús, el Nazareno. Les dice: - Soy yo. También Judas estaba con ellos. Cuando les dijo soy yo, lo prendieron y lo llevaron a un falso juicio"
Evangelio de San Mateo (26, 36-39)
"Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: "Sentaos aquí, mientras voy allá a orar". Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo: "Me muero de tristeza; quedaos aquí y velad conmigo". Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: "Padre mío, si es posible que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres".
LA DETENCIÓN EN EL HUERTO DE GETSEMANÍ.
Se produce de noche, cuando el derecho romano prohibía expresamente que se produzcan detenciones de noche. En realidad los romanos carecían de interés inicial en el asunto, y fueron los Fariseos quienes mezclaron a los romanos en el asunto. La razón es bien sencilla, querían la muerte de Jesús, y esa pena estaba reservada a los romanos. Los judíos tenían cierta autonomía jurídica, pero las penas capitales estaban reservadas a los romanos. Si la detención la hubieran realizado los judíos por su cuenta, se aseguraban que Roma no dijese nada, y por tanto, no podrían condenar a Jesús a muerte. De ahí que utilizasen a soldados romanos en la detención de Jesús, para asegurarse la intervención de Pilatos.
Mantienen a Jesús detenido durante la noche. El proceso ante el Sanedrín duro hasta las 3 de la mañana, pero no lo llevan a Pilatos hasta que amaneció, por miedo a que importunar al procurador romano provocase la inhbición de éste. Ello produciría la imposibilidad de condenar a muerte a Jesús, objetivo último de los judíos.
Condenan a un Inocente a la muerte en la Cruz
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás.Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús.
En el Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Sólo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces —dos según el Evangelio de Juan—, como Jesús le había profetizado.
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato.Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.
Jesús fue azotado, lo vistieron con una túnica, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: «Saludos, rey de los Judíos».Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, en arameo, «lugar del cráneo». Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cireneo.
En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el Rey de los Judíos", que a menudo en pinturas se abrevia INRI, —«Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum», literalmente «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos»—. Fue crucificado entre dos ladrones.
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: «Eloí, Eloí, lamá sabactani», que en arameo significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», según los evangelios de Mateo y Marcos.
Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios. También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al "discípulo a quien amaba" (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre). Jesús de Nazaret dice “Todo esta Cumplido”, “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” y expiro.
Jesucristo, desde lo alto de su cruz, quiso ratificar, por un don simbólico y eficaz, la maternidad espiritual de María con relación a los hombres: "Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo predilecto, dice a su madre: - Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al discípulo: - Ahí tienes a tu madre" (Juan 19. 17-37)
Jesús ha visto venir su muerte y la ha afrontado con lucidez. No la ha eludido. No ha emprendido la huida. No se ha defendido. No ha organizado una resistencia. No ha modificado su mensaje. No ha querido deshacer los posibles malentendidos. Jesús ha temblado ante su ejecución, pero se ha mantenido hasta el final fiel al Padre, fiel a sí mismo y fiel a su misión.
En el dolor del Calvario, la fe de María permanece intacta. Al pie de la Cruz, María mantiene una gran valentía, talvez sean los momentos mas duros, sin embargo ella se mantiene de pie, ante esta dura prueba y mantiene absolutamente su fe. Esto es, hasta el fin, ella no dudo que Jesús era Hijo de Dios.
Toda esta demostración de fe, se confirma luego a María con la resurrección de Cristo.
En el Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Sólo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces —dos según el Evangelio de Juan—, como Jesús le había profetizado.
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato.Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.
Jesús fue azotado, lo vistieron con una túnica, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: «Saludos, rey de los Judíos».Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, en arameo, «lugar del cráneo». Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cireneo.
En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el Rey de los Judíos", que a menudo en pinturas se abrevia INRI, —«Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum», literalmente «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos»—. Fue crucificado entre dos ladrones.
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: «Eloí, Eloí, lamá sabactani», que en arameo significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», según los evangelios de Mateo y Marcos.
Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios. También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al "discípulo a quien amaba" (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre). Jesús de Nazaret dice “Todo esta Cumplido”, “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu” y expiro.
Jesucristo, desde lo alto de su cruz, quiso ratificar, por un don simbólico y eficaz, la maternidad espiritual de María con relación a los hombres: "Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo predilecto, dice a su madre: - Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al discípulo: - Ahí tienes a tu madre" (Juan 19. 17-37)
Jesús ha visto venir su muerte y la ha afrontado con lucidez. No la ha eludido. No ha emprendido la huida. No se ha defendido. No ha organizado una resistencia. No ha modificado su mensaje. No ha querido deshacer los posibles malentendidos. Jesús ha temblado ante su ejecución, pero se ha mantenido hasta el final fiel al Padre, fiel a sí mismo y fiel a su misión.
En el dolor del Calvario, la fe de María permanece intacta. Al pie de la Cruz, María mantiene una gran valentía, talvez sean los momentos mas duros, sin embargo ella se mantiene de pie, ante esta dura prueba y mantiene absolutamente su fe. Esto es, hasta el fin, ella no dudo que Jesús era Hijo de Dios.
Toda esta demostración de fe, se confirma luego a María con la resurrección de Cristo.
Vía Crucis
Las estaciones tradicionales que no vienen en los textos evangélicos: las tres caídas de Jesús con la cruz, el encuentro con su Madre, el gesto de la Verónica limpiando su rostro, el cuerpo muerto de Jesús en manos de su Madre.
El via crucis (camino de la cruz) es una forma de religiosidad popular que estuvo muy extendida en el pueblo cristiano. Son numerosas las iglesias cuyas paredes están adornadas con 14 cruces o imágenes en las que queda secuenciada la Pasión de Jesucristo. A cada una de estas cruces o imágenes se le da el nombre de estación, porque quien hace el vía crucis se detiene unos momentos, reflexiona y ora sobre una escena concreta de la Pasión.
3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA CRUZ
10ª ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
13ª ESTACIÓN: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE
14ª ESTACIÓN: EL CADÁVER DE JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO
Diferencias entre reencarnación y resurrección
¿Qué es la reencarnación?
La resurrección para el creyente:
La resurrección para el creyente:
Apocalipsis habla de dos resurrecciones (Ap 20,1-6), la primera es una resurrección en un sentido espiritual. Resucitar es "levantarse" no solamente del sepulcro sino también del pecado (Ef 5,14). La primera resurrección hace mención al seguimiento voluntario, maduro y desinteresado de Jesucristo, que es en sí mismo una nueva vida orientada hacia las buenas obras (Rm 8,11.14-17), como sucedió con Pablo (Fil 3,8-16).
Todos resucitaremos en la segunda resurrección (es decir, la resurrección al final de los tiempo) lo creamos o no, pero el creyente que orienta su vida hacia Dios por la fe en la resurrección de Jesús (1 Co 15,1-34) resucitará para la vida eterna (1 Ts 4,14), en cambio el que se ponga voluntariamente en contra de Dios resucitará para la eterna condenación (Jn 5,29), que no es más que el dolor de la ausencia eterna de Dios en su vida.
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
martes, 22 de febrero de 2011
Un buen amigo me envió una carta que quiero compartir contigo...
JESÚS DE NAZARET
secretaría general 22, de marzo, 2007
Querido amigo
Te deseo......
Que esta carta te encuentre feliz y lleno de mi paz. Perdona que entre en tu vida de esta forma en tu fin de semana. Conozco bastante bien tus ilusiones y tus sueños. También conozco tus preocupaciones e inquietudes y entiendo que a veces te mosquees. Me intereso por ti y por eso me permito decirte algunas cosas, sabes que "... antes de formarte en el seno de tu madre, mi Padre te ha llamado y pronunciado tu nombre. Él te ha dado un destino...., una misión que cumplir... ser luz de las naciones para que mi salvación pueda llegar a todas las naciones de la tierra...."
"...yo te he amado con amor eterno. Te he elegido y eres mío. Aunque camines sobre las brasas, estaré contigo. Y el fuego no te dañará porque yo te protegeré...." Por eso tus problemas son mis problemas, tus inquietudes son mis inquietudes y sabes que tengo fama de ser el amigo que nunca falta. No olvides que a mi también me crucificaron.
"... ¡Cuánto te quiero! Una madre podrá olvidarse de su niño de pecho, podrá olvidarse del hijo que lleva en sus entrañas. Aunque ella se olvidara de él, yo nunca te olvidaré."
Por eso quiero encomendarte ama misión que cumplir "...por el camino proclamad que ya ha llegado el Reino de Dios, curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. De balde lo recibisteis, dadlo de balde..." debes entender mis palabras adaptándolas a vuestro tiempo. He puesto toda mi confianza en tus manos, necesito tus labios para gritar el evangelio y ser voz de los sin voz, tus pies para caminar por las cunetas levantando al que se siente caído y sólo, tus manos para que se crucifiquen con todos esos que hoy son crucificados en la cumbre del basurero de nuestro mundo, también necesito tu corazón con las puertas abiertas; amigo de todo el mundo. Recuerda siempre "... que no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos.... y a ti te llamo amigo, porque te he dado a conocer todo lo que conocí".
Yo no te digo que sea fácil, te digo que es apasionante. Lo de ser ..."luz y sal" es para unos pocos, para ti.
¿Estas bien?
P.D: Escribe pronto.
Recibe mi abrazo y mi beso más cariñoso.
Tu amigo.
Jesús, el de Nazareth.
1. INTRODUCCIÓN
No ha habido en la historia de la humanidad persona tan controvertida como Jesucristo.
Ya se ve claro en la respuesta que dan los discípulos a la pregunta del Maestro: Para unos es un personaje importante: Juan el Bautista, Elías, Jeremías u otro de los profetas. Nunca ha negado nadie que Jesús ha sido un hombre importante en la historia humana. Alguien con una personalidad capaz de arrastrar tras sí a la gente, no sólo en su tiempo, sino siempre.
Lo que no todos son capaces de descubrir es la razón íntima por la que Jesús atrae. La respuesta la da San Pedro cuando contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» Para ello hace falta -como Jesús le dice a Pedro- que lo revele el Padre eterno. Hace falta la fe, que es un don de Dios.
No se puede entender a Jesucristo si no se cree que ese hombre, que llamamos Jesús de Nazaret, encierra en sí mismo un misterio: La Segunda Persona divina, el Verbo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre al asumir la naturaleza humana.
Ya sabemos que en la mentalidad del judaísmo de la época de Jesús se estaba esperando próximamente al Mesías.
Comienza Jesús a predicar y su predicación está llena de misericordia para con todos. Su doctrina es una doctrina de perdón y compasión. Enseña que Dios ama a todos los hombres y que incluso los pecadores pueden alcanzar el amor de Dios, si se convierten. El pueblo piensa y dice de él, que «nunca nadie ha hablado como este hombre» (Jn. 7, 46) porque hablaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Y es el mismo Jesús quien en la sinagoga de Nazaret, después de leer una profecía de Isaías referente a los tiempos del Mesías, dice: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc. 4, 21) Su doctrina va acompañada de abundantes milagros, movido por la compasión que sentía: sanar enfermedades, resucitar muertos, multiplicar la comida, etcétera.
No es de extrañar, por tanto, que la gente sencilla y los de corazón abierto le tuvieran por el Mesías esperado. Efectivamente, ¿qué mejor rey se podía tener que uno para quien no habrá problema de carestía ni de hambres? ¿Qué mejor rey que quien puede curar a los enfermos y resucitar a los muertos? ¿Quién puede gobernar mejor a un país, que un hombre que da muestras de tal sabiduría? Por todo esto no es de extrañar que en una ocasión, después de haber dado de comer a cinco mil hombres con unos pocos panes y peces, quieran proclamarle rey.
Indudablemente, a Jesús le seguía la masa del pueblo, compuesta en su mayoría por gente sencilla y humilde: ¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él? Es verdad que también algunos personajes importantes le siguieron, y aunque al principio con miedo, luego no tuvieron reparo en confesarse amigos suyos a la hora de su muerte.
Ya se ve claro en la respuesta que dan los discípulos a la pregunta del Maestro: Para unos es un personaje importante: Juan el Bautista, Elías, Jeremías u otro de los profetas. Nunca ha negado nadie que Jesús ha sido un hombre importante en la historia humana. Alguien con una personalidad capaz de arrastrar tras sí a la gente, no sólo en su tiempo, sino siempre.
Lo que no todos son capaces de descubrir es la razón íntima por la que Jesús atrae. La respuesta la da San Pedro cuando contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» Para ello hace falta -como Jesús le dice a Pedro- que lo revele el Padre eterno. Hace falta la fe, que es un don de Dios.
No se puede entender a Jesucristo si no se cree que ese hombre, que llamamos Jesús de Nazaret, encierra en sí mismo un misterio: La Segunda Persona divina, el Verbo, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre al asumir la naturaleza humana.
Ya sabemos que en la mentalidad del judaísmo de la época de Jesús se estaba esperando próximamente al Mesías.
Comienza Jesús a predicar y su predicación está llena de misericordia para con todos. Su doctrina es una doctrina de perdón y compasión. Enseña que Dios ama a todos los hombres y que incluso los pecadores pueden alcanzar el amor de Dios, si se convierten. El pueblo piensa y dice de él, que «nunca nadie ha hablado como este hombre» (Jn. 7, 46) porque hablaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Y es el mismo Jesús quien en la sinagoga de Nazaret, después de leer una profecía de Isaías referente a los tiempos del Mesías, dice: «Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír» (Lc. 4, 21) Su doctrina va acompañada de abundantes milagros, movido por la compasión que sentía: sanar enfermedades, resucitar muertos, multiplicar la comida, etcétera.
No es de extrañar, por tanto, que la gente sencilla y los de corazón abierto le tuvieran por el Mesías esperado. Efectivamente, ¿qué mejor rey se podía tener que uno para quien no habrá problema de carestía ni de hambres? ¿Qué mejor rey que quien puede curar a los enfermos y resucitar a los muertos? ¿Quién puede gobernar mejor a un país, que un hombre que da muestras de tal sabiduría? Por todo esto no es de extrañar que en una ocasión, después de haber dado de comer a cinco mil hombres con unos pocos panes y peces, quieran proclamarle rey.
Indudablemente, a Jesús le seguía la masa del pueblo, compuesta en su mayoría por gente sencilla y humilde: ¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él? Es verdad que también algunos personajes importantes le siguieron, y aunque al principio con miedo, luego no tuvieron reparo en confesarse amigos suyos a la hora de su muerte.
Estas gentes sencillas, que frecuentemente eran despreciadas por los orgullosos fariseos, ven con buenos ojos la doctrina de Jesús. Unos le seguían, efectivamente, movidos por su doctrina aunque no la entendían plenamente, como pasó con sus discípulos.
Ciertamente su bondad, su trato exquisito para con los débiles del mundo y severo para con los que obraban injustamente, serían motivos para que las masas le siguiesen.
¿Quién es para ti Jesucristo?
Esta es una buena pregunta para comenzar, pero quiero que sea contestada desde el amor. Conoce el amor y la misericordia de Dios sobre ti, y no habrá nada más importante en tu vida
3. SOCIEDAD DE SU TIEMPO
Palestina, la tierra donde nació Jesús, era en esa época, una provincia del Imperio Romano.
Tras la conquista que fue iniciada por el general Pompeyo en el año 63 a.C. y culminó con la toma de Jerusalén por Tito en el año 70 d.C.
Palestina quedó dividida en siete administraciones: Idumea, Samaria, Judea, Galilea, Traconítida, Decápolis y Perea.
Dentro del Imperio romano, la sociedad judía tuvo un áspecto característico, según se ve en cada página de los evangelios. Las múltiples relaciones entre religión y política y el dinamismo de los movimientos religiosos y de los grupos políticos la hacen rica en aspectos y matices particulares. Comenzamos, partiendo del sanedrín, la suprema asamblea administrativa y judicial, que se reunía en una sala adyacente al templo, y constaba de 71 miembros. Sus componentes eran elegidos entre los sacerdotes, los escribas (juristas), y los ancianos de pueblo ( la aristocracia laica).
Sociedad teocrática, rigurosamente jerazquizada con criterios religiosos, la sociedad judía tiene su vértice en el clero, casta restringida (18.000 entre sumos sacerdotes, sacerdotes y levitas), cerrada ( se pertenecía a ella por nacimiento) y muy organizada. Por encima de todos se encontraba el sumo sacerdote.
EL SANEDRÍN:
- El sumo sacerdote es la autoridad suprema de Palestina y la diáspora, representante del pueblo ante los romanos. Pertenecía a las cuatro familias sacerdotales más influyentes, siendo nombrado ( y eventualmente depuesto) por el procurador romano. Gozaba de gran veneración (Jn 18,22; He 23,5).Era el ministro principal del culto en el templo, el responsable de la liturgia, el único que podía entrar una sola vez al año en el ámbito oscuro y silencioso del Santo de los santos. Era también, el gran intérprete del Torah, el juez supremo y, por tanto, jefe del sanedrín. Se trata de una figura más política que sacerdotal.
- Los sacerdotes , por ser excesivos, hacen el servicio en el templo por turnos de una semana; pero todos deben estar presentes en las tres fiestas de peregrinación anual: pascua, pentecostés y tabernáculos; habitaban en Jerusalén o en sus alrededores, viven de ofrendas y los diezmos; en general son pobres, están cerca del pueblo y trabajan como albañiles, comerciantes y algunos como escriba... Muchos de ellos se convertirán a la fe cristiana ( He 6,7).
- Los levitas son ministros subalternos, un grado por debajo de los sacerdotes; están encargados de la limpieza, de la custodia, del canto, de la portería...
LOS ESCRIBAS:
- Los escribas son especialistas de la Torah (juristas). Se considera a Esdras su antecesor; su casa es la sinagoga, donde se reza y estudia la ley. Provienen ora del pueblo (fariseos), ora de los sacerdotes (saduceos); no son muchos, pero gozan de gran prestigio y tienen voz autorizada en el sanedrín por su competencia en la aplicación de la ley.
LOS ANCIANOS DEL PUEBLO
- Los ancianos del pueblo, tercer elemento integrante del sanedrín, son los jefes de la aristocracia laica, helenizada y abiertamente filorromana, formada por las familias patricias más importantes del país; una élite de antigua nobleza o de elevada condición social por ser muy rica. Políticamente están cerca tanto de los romanos como de los sumos sacerdotes.
GRUPOS Y MOVIMIENTOS RELIGIOSOS:
- Los fariseos, término quiere decir separados, de las cosas, personas o situaciones legalmente impuras o contaminantes; poseían una gran autoridad espiritual sobre el pueblo. Provenían de todas las clases sociales, estaban organizados en grupos y practicaban una observación escrupulosa al Torah. Su lugar de actuación es la sinagoga. En el mundo judío era el movimiento religiosa más importante.
- Los saduceos ocupan el puesto clave en le Sanedrín, Sumo Sacerdocio, fieles colaboradores de los romanos, defendían la situación.
- Los zelotas, localizados en Galilea, expresan una actitud integrista y violenta.
- Los esenios, comunidad de carácter monástico, formada por gente sencilla, que esperaban la manifestación del Mesías.
- Los bautistas, movimientos caracterizados por el bautismo como expresión de purificación y signo de liberación y salvación.
4. LA VIDA PRIVADA
Los cuatro evangelios son la vía obligada para llegar a la figura y a la experiencia de Jesús de Nazaret.
Los dos primeros capítulos del evangelio de Mt y Lc están dedicados a narrar algunos episodios significativos de la infancia de Jesús. Se trata pues, de capitulos que merecen una consideración igual que los demás, si bien requieren una atención particular por su singalaridad índole literaria.
Mt y Lc, cuyas diferencias les califican como fuentes absolutamente independientes, concuerdan en algunos puntos fundamentales, considerándose históricamente seguros:
- La madre de Jesús, María, estaba prometida por esposa a un descendiente de David, José.
- Concibió a Jesús (el nombre fue indicado por el ángel) por obra de Espiritu Santo antes de ir a vivir con José.
- Jesús nació en Belén bajo Herodes el Grande y pertenece a la estirpe de David; Luego vivió en Nazaret.
Parece que se puede afirmar que en el origen de los relatos de la infancia hay algunos episodios particulares acaecidos en torno a la concepción y al nacimiento de Jesús, conservados en el círculo de la familia, que en un primer momento no llamaron mucho la atención porque pasaron inadvertidos o intencionadamente se mantuvieron ocultos por pudor ( la concepción virginal) o miedo ( los acontecimientos ligados a la posible condición mesiánica de Jesús).
Algunos ejemplos son Lc 2, 21-35 (Jesús es circuncidado y presentado en el templo); Lc 2, 41-52 (El niño Jesús en el templo); Mt 1, 18-25 ( Nacimiento de Jesús).
lunes, 21 de febrero de 2011
5.A- SUS AMIGOS, LA PANDILLA DE LOS APÓSTOLES
Jesús escoge de entre sus discípulos a los doce apóstoles, a quienes les dará una misión muy importante: continuar la misión.
Mr 3, 13-19
"Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó."
Jesús les dijo: "Recibiereis el Espíritu Santo y seréis mis testigos hasta los confines de la Tierra" (Hch 1,8)
"Sabed que yo estoy con vosotros hasta el final de este mundo" (Mt 28, 20)
El apóstol más destacado de todos fue Simón Pedro, que fue tras Jesús el responsable de la naciente Iglesia. Fue el que más siguió a Jesús y su principal apoyo. Su fe en su Maestro era enorme, además de quererlo es por esto que Jesús dijo: "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia".
Cabe destacar también la figura de Judas Iscariote, que fue el que entregó a Jesús a los romanos a cambio de unas monedas durante la Pascua.
Cabe destacar también la figura de Judas Iscariote, que fue el que entregó a Jesús a los romanos a cambio de unas monedas durante la Pascua.
5.B- EL REINO DE DIOS
Para Cristo, el anuncio del Reino es básico en su predicación y en su vida, y a ello dedica su misma vida. El Reino que Él anuncia no es una amenaza, sino luz, salvación, paz, reconciliación. Es un reino que no tenemos que esperar, menos para después de la muerte, porque el Reino comienza hoy, y no está sólo entre los hombres, sino dentro ellos.
En sus parábolas, pronunciadas una aquí y una allá, Cristo va mostrando las características del Reino al que todos nosotros hemos sido invitados desde nuestro bautismo. Los hombres de su tiempo entendían sus parábolas, porque Cristo se las pidió prestadas a los profetas que ellos conocían, pero dándoles una profundidad y un alcance, que no soñaron ni los profetas mismos.
En sus parábolas, pronunciadas una aquí y una allá, Cristo va mostrando las características del Reino al que todos nosotros hemos sido invitados desde nuestro bautismo. Los hombres de su tiempo entendían sus parábolas, porque Cristo se las pidió prestadas a los profetas que ellos conocían, pero dándoles una profundidad y un alcance, que no soñaron ni los profetas mismos.
"Aquel día salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del mar. Se reunió junto a él tal multitud que hubo de subir a sentarse en una barca, mientras toda la multitud permanecía en la orilla. Y se puso a hablarles muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí que salió el sembrador a sembrar. Y al echar la semilla, parte cayó junto al camino y vinieron los pájaros y se la comieron. Parte cayó en terreno rocoso, donde no había mucha tierra y brotó pronto por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol, se agostó y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la sofocaron. Otra, en cambio, cayó en buena tierra y dio fruto, una parte el ciento, otra el sesenta y otra el treinta. El que tenga oídos, que oiga"
Jesús se llama a si mismo sembrador, las semillas son sus palabras y las distintas tierra donde caen las semillas son las personas que escuchan sus palabras.
En el primer caso la semilla cae en el duro suelo y se la comen los pájaros, esto se basa en las personas superficiales que solo se preocupan de ellos mismos, ya que son tan duros como el camino que simplemente se deja pisar sin hacer nada, por lo que las palabras de Jesús no hacen mella en ellos.
En el segundo caso la semilla cae entre las rocas donde casi o hay tierra y la semilla crece pero cuando sale el sol se seca, aquí te habla de las personas que escuchan las palabras de Jesús y deciden seguir su ejemplo y construir el reino de dios pero cuando hay dificultades lo dejan, ya que las palabras no han echado raíces en ellos.
En el tercer caso al semilla cae en espinos y aunque la semilla intenta crecer llega un momento en el que los espinos al ser mas abundantes y grandes les quitan los nutrientes y las semillas mueren, aquí habla sobre las personas que escuchan las palabras de Jesús he intentan hacer el reino de dios siguiendo las enseñanzas de Jesús, pero que cuando se ven solos deciden dejarlo y hacer lo que hace la mayoría.
En el cuarto caso la semilla cae en tierra fértil y da fruto, una parte el ciento, otra el sesenta y otra el treinta. Aquí habla sobre la gente a al que el llegan las palabras de Jesús y decide unirse para hacer el reino de dios auque sea un trabajo duro y complicado.
5.C- SU LENGUAJE : LAS PARÁBOLAS
¿Qué son las parábolas?
Las parábolas son relatos, historias escuetas, claras, sencillas, y su finalidad es transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil de recordar.
En todas destaca la pequeñez de los comienzos; y el crecimiento progresivo de este Reino; su fuerza regeneradora para los llamados por Dios a la salvación, que alcanzarán si corresponden a esa vocación.
Jesús predica utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria, dándoles contenidos ricos y amplios. Después un año de recorrer los caminos de Palestina, predicando el Evangelio del Reino y confirmando su doctrina con innumerables milagros. Muchos creen, otros no. Jesús habla del Reino de Dios con tacto y utiliza parábolas en las que, sin ocultar que está diciendo cosas nuevas incita a los oyentes a interesarse y les advierte: "¡quién tenga oídos para oír, que oiga!". Entenderán los que tengan un corazón dispuesto a la conversión a Dios con el rechazo del pecado, también en sus formas más sutiles.
Clasificación:
Las parábolas son relatos, historias escuetas, claras, sencillas, y su finalidad es transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil de recordar.
En todas destaca la pequeñez de los comienzos; y el crecimiento progresivo de este Reino; su fuerza regeneradora para los llamados por Dios a la salvación, que alcanzarán si corresponden a esa vocación.
Jesús predica utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria, dándoles contenidos ricos y amplios. Después un año de recorrer los caminos de Palestina, predicando el Evangelio del Reino y confirmando su doctrina con innumerables milagros. Muchos creen, otros no. Jesús habla del Reino de Dios con tacto y utiliza parábolas en las que, sin ocultar que está diciendo cosas nuevas incita a los oyentes a interesarse y les advierte: "¡quién tenga oídos para oír, que oiga!". Entenderán los que tengan un corazón dispuesto a la conversión a Dios con el rechazo del pecado, también en sus formas más sutiles.
Clasificación:
- Las parábolas del Reino de Dios: Estas parábolas tienen como finalidad dar a conocer, como se introduce el Reino de Dios en medio de los hombres. Entre estas parábolas destacan: El grano de mostaza; un tesoro o una valiosísima perla.
- Las parábolas sobre las actitudes de Dios: Presentan la bondad, su desconcertante misericordia, su perdón. Entre estas parábolas destacan: el hijo pródigo; la del Señor que contrata jornaleros a diversas horas del día y les paga a todos por igual.
- Las parábolas que contraponen dos comportamientos humanos: Estos comportamientos son uno positivo y otro negativo, de modo que se invita a escoger el positivo. Por ejemplo: la historia de un deudor despiadado y la del administrador astuto.
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